viernes, 25 de mayo de 2012

Aparicion de nuevas clases


 Cambios Sociales
Aunque la industrialización va a producir enormes transformaciones en la sociedad británica como el crecimiento de la llamada clase burguesa, o el éxodo rural producto de la revolución agraria, sin embargo quizá los dos fenómenos sociales más dignos de estudio sean el espectacular crecimiento demográfico y el nacimiento de una nueva y masiva clase trabajadora formada por los obreros de las nuevas industrias.
La industrialización va a provocar un crecimiento de la población sin precedentes en la historia de la humanidad conocido como la Revolución Demográfica. Los cambios en la industria, la agricultura y los transportes produjeron un aumento espectacular de la riqueza (que se traduce fundamentalmente en una mejor alimentación) que se reflejó en un crecimiento notable de la población que servirá para multiplicar los habitantes deEuropa en muy pocos años e incluso para poblar con emigrantes otros continentes.
La disminución de algunas de las más temibles epidemias que habían azotado Europa durante siglos, ciertas mejoras sanitarias e higiénicas ( como el descubrimiento de la primera vacuna por el doctor Edward Jenner en 1796 que protegía contra la viruela) y, sobre todo,  una mejor alimentación con el fin de las crisis de subsistencia, están entre las causas de ese crecimiento demográfico. Este aumento de la población fuerte y sostenido explica el enorme crecimiento de las ciudades británicas a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
Las transformaciones sociales: la sociedad en clases
Hasta el siglo XVIII, la sociedad estaba dividida en estamentos, grupos prácticamente cerrados a los que se accedía por nacimiento. A cada uno le correspondía desempeñar un papel distinto en la sociedad: la defensa militar correspondía a la aristocracia, la función espiritual, que incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada por el clero, y la función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo, era atribuida al denominado tercerestado.
Las sucesivas oleadas revolucionarias y los cambios económicos provocarán intensas transformaciones. Las leyes particulares de cada estamento desaparecerán y, con ellas, los estamentos, pues todos los individuos serán considerados iguales ante la ley. Incluso ante la muerte: la Revolución Francesa difundió el sistema de decapitación mediante la guillotina, que igualaba en el cadalso a reyes y miserables, a aristócratas y plebeyos. Sin embargo, las diferencias de riqueza se hicieron cada vez más acusadas. La sociedad quedó dividida en clases, y mientras los grupos superiores se enriquecían considerablemente y llevaban una vida de lujo, la mayoría de la población vivía en condiciones deplorables, en el límite de la subsistencia. Entre ambos, un grupo, la clase media, atendía negocios familiares en las ciudades o explotaciones propias en los campos. Así, la nueva sociedad quedaba dividida en tres grandes grupos: clases superiores, medias y bajas.
*Clases superiores. Estaban formadas por dos grupos de distinto origen: la aristocracia y la alta burguesía. La nobleza, aun perdiendo privilegios yderechos señoriales, se había visto beneficiada por la consolidación y ampliación de sus propiedades tras las desamortizaciones v cercamientos.
El término burguesía aludía en esta época a los grupos dedicados a los negocios (finanzascomercio o industria), de los que eran propietarios total o parcialmente. A la alta burguesía pertenecían los grandes banqueros, los constructores del ferrocarril, los empresarios del sector textil, la minería o la siderurgia, los propietarios de compañías navales y de astilleros, los especuladores enriquecidos con la construcción inmobiliaria, etc. Entre aristócratas y burgueses enriquecidos se fue produciendo un acercamiento, cada vez mayor, intensificado por lazos familiares por vía matrimonial y la identificación económica e ideológica: eran partidarios de la defensa de la propiedad, el orden social, una moral conservadora de fundamento católico e, incluso, llegaron a tener gustos y costumbres afines.
Aristocracia y alta burguesía eran los únicos grupos que ejercían sus derechos de participación política, exceptuando los cuadros militares superiores y las profesiones liberales (catedráticos, médicos, abogados). Todos ellos componían el bloque con el que se formaban los gobiernos y los restringidos parlamentos del liberalismo moderado.
*Clases medias. En ellas se incluyen los grupos de la llamada pequeña burguesía, formada por tenderos y comerciantes, de telas y ultramarinos principalmente. Estos últimos se sustituyeron al comercio artesanal de los talleres y la venta ambulante. En las décadas finales de siglo aparecieron, en algunas grandes ciudades como París, los primeros grandes almacenes, que pondrán en peligro la continuidad de los pequeños tenderos. También se incluían en este grupo los propietarios de negocios de tipo familiar, con un reducido número de trabajadores, dedicados sobre todo a objetos deconsumo, como pequeñas empresas textiles, de calzado, confección, mueble o alimentarias.
Por su nivel de renta, también deberían incluirse aquí las profesiones liberales y los cargos militares de alto rango, salvo por la peculiaridad ya señalada: gozan de derechos políticos en un sistema de sufragio restringido. En las zonas rurales, corresponderían también a las clases medias los trabajadores que labran sus propias tierras y que, ocasionalmente, emplean trabajadores agrícolas. A menudo se trata de herederos que se hacen cargo de las tierras familiares mientras que el resto de los hermanos busca trabajo en las ciudades.
*Clases bajas. Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado, constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas, las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de trabajo, alquilada a cambio de un salario. La única seguridad para su futuro es su prole, es decir, el número de hijos, muchos de los cuales trabajaban desde cortas edades. Ante la precaria situación laboral, un accidente, un despido, el cierre de la fábrica o la vejez, podían significar la ruina de las familias.
Las condiciones de vida de los obrerosPrecisamente en algunas de estas ciudades el crecimiento rápido, desordenado y sin criterios surgirán enormes suburbios superpoblados, sucios y conflictivos donde las epidemias de tifus o cólera se convierten en algo habitual. Estos suburbios surgían muchas veces en torno a una fábrica: estaban formados por los barracones donde vivían los operarios de esa fábrica.
Sin entrar en el conocido debate de si la industrialización mejoró o empeoró las condiciones de vida de los trabajadores, si que puede intentarse describir las situación en la que vivían estos obreros, que puede calificarse en general como muy mala, así como sus condiciones laborales habría que describirlas como espantosas: fábricas sucias, húmedas, oscuras, poco ventiladas y ruidosashttp://www.cnice.mecd.es/recursos/bachillerato/historia/rev_industrial/textos.htm - Salud
(condiciones causadas por la presencia en ellas de las máquinas de vapor y por la nula preocupación de los patrones por las condiciones laborales de sus empleados). En estas fábricas poco sanas y peligrosas era habitual que sus obreros pasasen de doce a catorce horas diarias, trabajándose incluso sábados en jornada completa, y domingos hasta mediodía. La concentración de obreros en las fábricas es la que hace posible que estos trabajadores tomen conciencia de su situación y vean que mediante acciones colectivas podrían tratar de mejorar sus condiciones de vida. El sistema de fábricas se encuentra por tanto en el origen del movimiento obrero.
La industrialización impulsó también el trabajo de mujeres y niños de muy corta edad, pues si antes en muchos oficios la fuerza del trabajador era un factor clave, ahora la fuerza la realizan las máquinas. Los empresarios fomentaron el trabajo infantil y femenino porque mujeres y niños recibíansalarios dos y tres veces inferiores a los de los hombres. Los niños fueron empleados en la industria textil, en las minas, en la industria siderúrgica: durante el siglo XVIII no hubo normas que regulasen el empleo infantil. Para hacerse una idea de las dimensiones alcanzadas por esta explotación basta con citar la existencia de una ley del parlamente británico que en 1833 ("The Factory Act", 1833) dejaba la jornada laboral de los niños de nueve a trece años en "sólo" nueve horas diarias, y de trece a dieciocho años el trabajo estaba fijado en diez horas y media (la jornada duraba para ellos doce horas, pero con hora y media reservada para las comidas). Todavía en 1.891, una ley que pretendía luchar contra abusos en la explotación infantil se limitó a elevar la edad mínima de trabajo de los diez a los once años.
De hecho, apenas se detectan preocupaciones sociales durante la segunda mitad del siglo XVIII pues estas condiciones se aceptan como normales. Ya en el siglo XIX investigaciones parlamentarias, protestas sindicales o conocidos relatos como los de Dickens en "Tiempos Difíciles", pusieron de manifiesto la dureza de la vida de los obreros industriales.
Protestas obrerasLudismo
Aunque desde los inicios de la industrialización se registra una notable oposición de los obreros artesanos a la introducción de máquinas, las primeras formas de protesta obrera se detectan en Gran Bretaña en la segunda década del siglo XIX cuando surge el conocido Movimiento Ludita (o Ludismo), nombre que deriva de un personaje real o inventado, un obrero, Ned Ludd, cabecilla de este movimiento de protesta que se canalizaba hacia la destrucción de la maquinaria, y que pronto se extenderá por varios condados de Inglaterra donde la industria textil se había convertido en la principalmanufactura. Las Guerras Napoleónicas de años posteriores hicieron saltar en varias ocasiones nuevas protestas luditas.
CartismoEl llamado Movimiento Cartista supone una versión más organizada del Movimiento Obrero y que se desarrolla entre 1837 y mediados del siglo XIX. Debe su nombre a la denominada Carta del Pueblo, documento que llegó a conseguir la firma de cientos de miles de obreros y que era una petición elevada al Parlamento en la que se pedía el Sufragio Universal, el voto secreto, la igualdad en el valor de los votos... En definitiva, revelaba el deseo de democratización del sistema político británico: el movimiento obrero desea participar en el juego político y desde ahí mediante la presentación de leyes en el Parlamento, mejorar las condiciones de vidas de los obreros industriales. Desde mediados de siglo el movimiento irá perdiendo fuerza progresivamente, aunque paradójicamente, en años posteriores, el Parlamento Británico adoptará la mayor parte de las peticiones recogidas en la Cartadel Pueblo.
Hay que recordar que la legislación británica (leyes aprobadas en 1799 y 1800) prohibía de una forma terminante la formación de asociaciones obreras, pues se consideraba que estas asociaciones chocaban con el espíritu del liberalismo económico: debía ser el mercado quien fijase los salarios y no lapresión de los sindicatos.
Pero a pesar de estos obstáculos legales surgieron diversas formas de asociacionismo obrero sostenidas por las cuotas que pagaban los trabajadores y que pretendían, ante todo, ofrecer protección para los asociados en caso de accidente o enfermedad. A partir de 1.824 las leyes británicas autorizan el asociacionismo obrero que darán origen a lo que podemos considerar los primeros sindicatos de obreros, las llamadas Trade Unions en las que, en principio se unían los trabajadores con un mismo oficio en una localidad. En los años treinta esas asociaciones profesionales y locales se irán uniendo entre sí hasta formar enormes asociaciones que a mediados de siglo agrupaban a cientos de miles de obreros británicos de todos los oficios. La huelga, lanegociación colectiva pacífica y, cuando lo permitan las leyes electorales, la participación en política, serán los instrumentos de los que se valdrá elsindicalismo británico para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.
MarxismoEste temprano desarrollo del sindicalismo en Gran Bretaña es el causante probablemente del escaso éxito que tendrán las nuevas ideologías obreras revolucionarias (el marxismo y el anarquismo) que están naciendo a mediados del siglo XIX. Cuando Marx (líder del socialismo) y Bakunin (líder anarquista) funden la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.) en Londres, ésta tendrá un éxito importante en países como Francia yAlemania, mientras que en Gran Bretaña (país donde se fundó) nunca pudo competir con las Trade Unions.
Leyes fabriles y obrerasDurante mucho tiempo, mientras el capitalismo estuvo en su mayor auge, las leyes fueron opuestas a toda sindicalización y a toda protección efectiva de la clase trabajadora. Se pensaba que cualquiera intervención gubernamental o legal era opuesta a la libre empresa y a la libre contratación, que eran las bases socioeconómicas que entonces admitían los Estados capitalistas.
En Francia, durante la época de la Revolución, la "Ley de Chapelier" disolvió los antiguos gremios de artesanos y prohibió las asociaciones profesionales.
En Inglaterra, las asociaciones de dicho tipo también fueron disueltas en el siglo XVIII, y aún más, los excesos ocurridos durante la Revolución Francesa hicieron que en Inglaterra se dictaran, en 1799 y 1800, las "Combination Laws" (Leyes sobre Asociaciones) que prácticamente consideraban criminal todo sindicalismo. A cualquier trabajador que participara en una huelga o que ingresara a un sindicato, se le juzgaba por dos magistrados, y de encontrársele culpable, se le sentenciaba a tres meses de prisión. Las leyes contra conspiradores, por otra parte, podían ser esgrimidas contra las agrupaciones de trabajadores, y en tal caso las penas a los que se considera como violadores del orden, eran mayores.
Pese a todo, la relativa impopularidad de tales leyes y la falta de un sistema policiaco adecuado, permitieron que algunos sindicatos continuaron existiendo dentro de un ambiente más o menos secreto. En 1824 se logro que el Parlamento dictara una ley según la cual no era criminal ser miembro de un sindicato, aunque este último todavía no era reconocido legalmente. La ola de huelgas que se produjo más tarde hizo, sin embargo, que los grandes intereses económicos, especialmente a los de los armadores de barcos, provocaran una reacción, que dio por resultado el debilitamiento del sindicalismo, aunque no su extinción. En 1834 se estableció el "Gran Sindicato Nacional Consolidado" que pretendió abarcar a trabajadores industriales y agrícolas, teniendo a Roberto Owen por principal sostenedor. Con ciertas ideas socialistas, pretendía que los sindicatos tomaran posesión de las grandes industria, bajo amenazas de huelga; pero el "Gran Sindicato" desapareció poco tiempo después, sin alcanzar sus metas. El sindicalismo británico progresó lentamente, y entre 1871 y 1875 las leyes inglesas concedieron reconocimiento a los sindicatos, con plena personalidad jurídica. En 1906 se dictó la "Ley sobre Conflictos Industriales", en virtud de la cual los sindicatos no podían ser sujetados a proceso judicial.
Las huelgas de tipo general en Inglaterra ocurrieron en algunas ocasiones, y tuvieron variada suerte; algunas de ellas alcanzaron, no obstante, efectos considerables, y quizá por ello en 1927 se dictó la "Ley Sindical" que declaró ilícitas las huelgas generales.
En la historia económico-social de la Gran Bretaña, las leyes de protección a los trabajadores no siempre tuvieron la misma amplitud. Al principiar el siglo IX, en 1802, apareció una de las primeras dichas leyes. Su objeto era limitar la jornada de trabajo e los niños a 12 horas, quienes debían contar además con medios educativos, y con dormitorios cómodos y limpios. Esto se refería sobre todo a los niños de los hospicios ingleses del sur, que eran enviados a trabajar a las fábricas del norte, casi dentro d una situación práctica de esclavitud. La ley de hecho no rigió, y al final resultó inoperante, ya que los empresarios de las fábricas, posteriormente, no tuvieron que recurrir a los niños de los hospicios, sino que pudieron contratar "niños libres". Poco más tarde se dictó otra "Ley sobre Fábricas", que prohibía emplear en labores textiles a niños menores de 9 años, mientras para los menores de 16, su jornada no podía exceder de 12 horas. Pero los efectos que el texto de la ley tenía impidieron que pudiera aplicarse realmente.
Después de 1830, Inglaterra fue escenario de una gran agitación. Se proclamó públicamente que los trabajadores explotados en forma inicua, y elgobierno decidió investigar. Frutos de tal investigación fueron varios documentos que corroboraban la situación de miseria y de sujeción en que se tenía a todos los obreros ingleses. Con tal base, el Parlamento aprobó en 1833 una ley que prohibía a los niños de 9 años el trabajo en las fábricas detejidos
; los menores de 13 años tendrían una jornada no mayor de 12 horas; y se prohibía en general el trabajo nocturno. La ley no provocó entusiasmo entre los obreros, que siguieron insistiendo en que el trabajo no debía ser demasiado prolongado. Un paso más se dio en 1844, al prescribirse que las mujeres y los jóvenes no podían trabajar jornadas mayores de 12 horas, y al señalarse medidas de protección para el uso de maquinaria peligrosa. Posteriormente, el 8 de junio de 1847 aprobó el Parlamento una nueva norma en virtud de la cual la jornada máxima de trabajo, para mujeres y niños, no podría ir más allá de 10 horas diarias. Sin embargo, muchos dueños de fábricas frustraron los términos de la ley, de modo que los niños y las mujeres de hecho siguieron trabajando 12 horas. Poco más tarde, la jornada de 10 horas se hizo efectiva para todo mundo, incluso hombres.

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